Las cartas del tarot son una herramienta que se utiliza a menudo para la adivinación, la autorreflexión y la guía espiritual. Una baraja de tarot estándar consta de 78 cartas, divididas en dos grupos principales: los Arcanos Mayores y los Arcanos Menores.
- Arcanos Mayores: Estas cartas representan importantes acontecimientos de la vida, arquetipos y lecciones espirituales. Hay 22 cartas en los Arcanos Mayores, cada una con su propio simbolismo y significado únicos. Algunas de las cartas más conocidas de este grupo incluyen El Loco, El Mago, La Alta Sacerdotisa, La Emperatriz, El Emperador, Los Amantes, El Carro, La Fuerza, El Ermitaño, La Rueda de la Fortuna, La Justicia, El Ahorcado, Muerte, Templanza, El Diablo, La Torre, La Estrella, La Luna, El Sol, El Juicio y El Mundo.
- Arcanos Menores: Este grupo consta de 56 cartas divididas en cuatro palos: Bastos, Copas, Espadas y Oros (o Monedas). Cada palo contiene cartas numeradas del As al 10, seguidas de cuatro Cartas de la Corte: Sota, Caballero, Reina y Rey. Los Arcanos Menores suelen tratar problemas, emociones, desafíos y oportunidades más cotidianos.
Al realizar una lectura de tarot, el lector baraja la baraja mientras se concentra en la pregunta o tema en cuestión. Luego, las cartas se extraen y se colocan en una tirada, que puede ser tan simple como una tirada de tres cartas o tan compleja como la tirada de la Cruz Celta. La interpretación de las cartas depende de varios factores, incluida su posición en la tirada, las cartas que las rodean y la intuición del lector.
Es importante tener en cuenta que, si bien las cartas del tarot pueden ofrecer información y orientación valiosas, no son dispositivos deterministas ni de adivinación. Más bien, sirven como una herramienta para la autorreflexión, la introspección y la exploración de posibilidades. Muchas personas los encuentran útiles para obtener claridad, comprender sus pensamientos y deseos subconscientes y tomar decisiones informadas.